#41: Las ganas de vivir
Una charla casi trascendental sobre el deseo de saborear cada instante.
Hola, vos,
Estoy en una época de mi vida en la que me levanto y me acuesto con alegría, incluso si hay cosas que no están saliendo como quisiera. Supongo que he entrenado la capacidad de ver el cielo azul, aún detrás de la nube (es algo que se dice mucho en la meditación). Quedarme con ese color, saber esperar, agradecer lo bueno y quererlo recibir.
También creo que tiene que ver con ser consciente de los reales momentos oscuros que he pasado y sentirme en otro lugar… un lugar donde he aprendido y donde tengo ganas de vivir. De hecho, recordé algo que cierta persona dijo tan honestamente en una charla sobre la depresión: “no es que me quiera morir, es que no me gusta estar viva”. Deseé, y deseo, para quienes pasan por algo similar que ojalá, entre la inercia de los días, logren volver a saborear las cerezas. O la vida misma en su más mínima expresión.
La referencia particular de esta fruta viene de una película que recién vi llamada El sabor de las cerezas, dirigida por el iraní Abbas Kiarostami, que trata sobre un hombre que busca desesperadamente a alguien que lo entierre después de suicidarse. En el camino conoce a otros hombres con los que tiene conversaciones profundas sobre la vida y la muerte; uno de ellos, incluso, también quiso morir en algún momento:
Una mañana, antes del amanecer, guardé una cuerda en mi coche. Salí hacia Mianeh. Fue en 1960. Llegué a las plantaciones de cerezos. Paré allí, estaba aún oscuro. Tiré la cuerda alrededor de un árbol, pero no encontré el lado opuesto. Lo intenté una y otra vez, pero no hubo manera. Así que subí al árbol y até la cuerda con fuerza. Entonces sentí algo suave bajo mis manos. Cerezas, cerezas deliciosamente dulces. Me comí una, luego una segunda y una tercera. De repente, me di cuenta que el sol estaba saliendo sobre la cima de la montaña. ¡Tremendo sol, tremendo paisaje, todo verde! En ese mismo instante, escuché a los niños saliendo hacia la escuela. Se paraban a mirarme. Me pidieron que agitara el árbol, las cerezas caían y se las comían. Me sentí feliz. Recogí algunas cerezas para llevarlas a casa. Mi mujer seguía durmiendo, cuando se despertó, también comió cerezas, y las disfrutó. Había decidido matarme y volvía a casa con cerezas. Las cerezas me salvaron la vida, una cereza me salvó la vida.
El protagonista, incrédulo, le pregunta si ese evento hizo que todo se arreglara. Claro que no, responde el otro, pero sí cambió él. O por lo menos su forma de ver las cosas. Empezó a fijarse no en los grandes problemas, sino en los pequeños instantes que le producían una alegría tan sencilla como real:
¿Has perdido toda esperanza? ¿Alguna vez has mirado al cielo al despertarte por la mañana? Al amanecer, ¿no te apetece ver salir el sol? El rojo y el amarillo del sol en el ocaso, ¿no quieres ver eso nunca más? ¿Te has fijado en la luna? ¿Ya no quieres ver las estrellas? Las noches de luna llena, ¿no quieres volver a verlas? ¿Quieres cerrar tus ojos?
¿Quieres negar todo esto? ¿Quieres dejarlo todo? ¿Quieres abandonar el sabor de las cerezas?
Sé que es muy difícil sentir lo que el otro, sea alegría o dolor. Por lo mismo, es imposible tener el derecho de decir, “oye, tú, por favor saborea las cerezas”. También sé que cuando se está como en un hueco en la tierra, sin nadie que lo cubra, uno cree que está solo y que el dolor que siente no tiene final. Pero hoy creo que sí lo tiene. Y que el sabor por la drupa de la vida vuelve. Siempre vuelve.
Con cariño,
Jules.
👆Si estas cartas te hacen parara a pensar, como en una conversación entre amigos, ¿qué te parece si hoy invitas tú al café que virtualmente nos estamos tomando?
» Desde hoy en Popayán
Esta semana estoy invitada al 7 salón de gráfica y publicaciones independientes Pájara Tinta en Popayán (por eso te envío este boletín un día antes de lo acostumbrado). Estaré en una serie de charlas y talleres gratuitos, ojalá, si estás en esta ciudad o conoces a alguien de allí, puedan acompañarme. Lo único que necesita inscripción previa es el taller de escritura autobiográfica y puedes hacerlo aquí.
» Un breve ensayo sobre la amistad
El amor romántico no es la única versión del afecto. Este es un recorrido por la amistad como refugio, espejo, narrativa, salvación y, especialmente, como liberación.
Lee el texto completo que publiqué en la Revista Credencial aquí.
» ¿Ya conoces la obra bordada que tengo a la venta?
Si estás en Colombia y te interesa regalar o auto regalarte una obra bordada hecha por mí, me encantaría que pasaras por mi catálogo de piezas disponibles. Hay de todos los precios, categorías, tamaños y gustos. Si te interesa alguna, solo escríbeme:
Hoy un remedio poético para el Síndrome de Penélope (lo que sea que esto signifique)...
Si te apetece que te recomiende algún poema a la medida, solo escríbeme.
Ítaca (Louise Glück)
El amado no
necesita estar vivo. El amado
vive en la cabeza. El telar
es para los pretendientes, encordado
como un arpa con el hilo blanco de un sudario.Él era dos personas.
Era el cuerpo y la voz, el magnetismo
natural de un hombre vivo, y después
el sueño o la imagen que despliega
y moldea la mujer que trabaja el telar,
sentada allí, en un salón lleno
de hombres sin imaginación.Igual que te compadeces
del engañado mar que intentó
llevárselo para siempre
y solamente se llevó al primero,
al verdadero marido, debes
compadecerte de estos hombres: no saben
qué es lo que están mirando;
no saben que cuando uno ama de esta forma
un sudario es un traje de novia.
De encuentros y despedidas. La escritora dominicana Sorayda Peguero acaba de publicar un librito que es una verdadera joya. Son textos breves sobre conexiones que le cambiaron la vida, y tiene unas ilustraciones bellísimas de Alejandra Vélez. Lee la reseña completa acá.
“A mí el bordado me salvó. Cuando intenté ser madre comenzó un viacrucis del que solo hallé la salida en el bastidor. Aquí tejo mi historia de aprendizaje y búsqueda de identidad, y también la de otras mujeres, como Jane Austen, May Morris o Louise Burgueois, cuyas trayectorias fueron atravesadas por la aguja. Una guía de iniciación al bordado y a la vida”. Así presenta su nuevo libro Loly Girardhi, una bordadora argentina muy inspiradora y de colorido corazón. El lanzamiento oficial será el 19 de octubre en España. Si quienes estamos lejos tenemos dificultad para pedirlo en físico, existe la opción en eBook. Desde ya me lo compraré.
Hina Matsuri es el día de las niñas o el festival de las muñecas en Japón. Hay algo en las muñecas que siempre me ha fascinado: la posibilidad de un mundo en miniatura, el detalle de su rostro y de sus prendas, la representación de un mundo infantil interior… Por eso, me encanta saber que hay un lugar en el mundo con una celebración súper delicada en torno a ellas. Aquí más información si te interesa el tema.
“La probabilidad estadística del amor a primera vista” es una peli para relajarse, antojarse de ir a Londres en Navidad y disfrutar de la banda sonora. Light, pero me gustó. Disponible en Netflix.
La cuenta de Twitter de la bióloga Mónica F.-Aceytuno, donde comparte una palabra al día relacionada con la naturaleza acompañada de una frase donde esta palabra se usa en la literatura. Por ejemplo: esterar / Vestirse de invierno antes de tiempo.
El Jardín de las delicias no solo es el nombre de mi cuadro favorito del El Bosco, sino un podcast muy recomendado acerca de los cruces entre la música y la vida. Me gusta porque, al no ser nada experta, me aterriza ideas bien profundas a mis oídos. Te dejo un episodio que disfruté especialmente:
Una cosa que disfruto (prrrrrrr) es hacerme al lado del computador de mi humana, justo donde sale calientito, y tomar ahí una de mis 16 siestas del día. Mejor si ella está trabajando y quedo al frente de su cara y le tapo la pantalla. Mejor todavía si tiene música suave, nada de sonidos intempestivos. Incomparable si no se asoma ninguna paloma a la ventana.
Espero que disfrutes de esta playlist mientras intentas, inútilmente, trabajar.
Bye bye,
Rima 🐾
Tengo muy pendiente ver esa peli iraní. Gracias por abrir más el apetito por las cerezas. <3