#44: Un cuerpo sin comentarios 🗿
De quienes juzgan por el físico, lanzamiento de mi programa de mentorías en escritura y recomendados felices.
Hola, vos,
Para esta carta permíteme inventarme un ser imaginario. Con esto quiero reunir varias experiencias que lectoras/es me compartieron e intentar concentrarme en esa voz que, aunque sea muchas, dice lo mismo: por favor todo el mundo, dejad de hacer comentarios acerca de mi cuerpo.
Ella, que también podría ser un él, se mira al espejo a diario. Empieza con ese discurso cortante de la mirada que examina: cuánto has cambiado, por qué no cambias, aquello sobra, aquello le falta. Hay una bella curiosidad relacionada con notar los cambios de un cuerpo-jardín que nunca es el mismo que el día anterior y nunca será el mismo que el jardín del lado… pero hay algo más, algo siniestro: palabras que juzgan, que le piden lo imposible, que incluso quieren destruir ese hogar, el único que tiene.
Esa narrativa del cuerpo no se ha hecho sola. Ha sido una creación colectiva:
La madre que solo la elogia cuando baja de peso, la tía que habla de la belleza de su rostro y que sería aún más bella si no fuera tan ‘gruesa’, la amiga que comenta lo ‘masculino’ de sus brazos debido al ejercicio que hace, la suegra que comenta lo ‘acabada’ que se ve tras el embarazo, el novio que critica su forma de comer y que con razón es tan ‘corpulenta’, el profesor que se burló por lo plana que era, el profesor que le coqueteó por lo ‘desarrollada’ que era, el que dice que ahora se ha pasado de flaca, el que pregunta por qué a pesar del ejercicio que hace su cuerpo no es como el de una atleta, el que menciona las patas de gallina y que ahora sí se ve ‘de edad’, el que se ‘preocupa’ sinceramente por la forma en la que se ha ido quedando calva, el que repara -siempre negativamente- por su altura, el que se lamenta por su exceso de acné o por sus dientes o por su pelo tan liso o tan crespo, por su cuello tan largo o tan corto…
¡Qué cansancio! Tantos comentarios, eufemismos, frases disfrazadas de: es que me preocupo por ti y solo quiero que estés bien… ¿En realidad creen que cualquier persona se puede sentir bien después de escuchar un comentario sobre algo que no puede cambiar al instante, o que incluso no puede cambiar del todo? Y lo que más le duele a ella, a mi amiga imaginaria, es que la mayoría de esas palabras viene de los que más quiere y tiene cerca.
Como si lo mejor fuera tener un cuerpo sacado de un molde, sin pensar en la genética propia, como si lo más saludable incluso fuera eso. Si supieran que las veces en que ella se ha sentido más débil, enferma e infeliz es cuando les escucha y no a su cuerpo, cuando lo priva de comida y de placeres. Lo más dañino para cualquier persona es cuando se niega a aceptar a un cuerpo con su belleza propia, cambiante, que es la suma de su entorno, sus gustos, sus propias condiciones de salud, sus años, de dar o no a luz… en fin de decisiones que necesita tomar más allá de un ideal cultural y seguramente machista acerca de lo que es hermoso.
Otra amiga me escribió algo muy cierto: “¿Existirá alguien que vea la belleza de mi cuerpo tal cual es sin intentar convertirme en otra cosa? ¿ Podré yo misma algún día alimentar, cuidar y proteger esa belleza?”.
Por favor, dirá ella, la persona imaginaria: mira más allá de mí. No comentes acerca de mi cuerpo, incluso si piensas que es un elogio. No lo comentes tampoco con otras personas, porque entonces esos otros sabrán cómo te importa juzgar por el físico, incluso revelarás algo: tú misma eres esa que se mira al espejo a diario y no es capaz de apreciar la flor, sino llamarla maleza.
Espero que estas palabras queden contigo y, sobre todo, con quienes necesitan hacer esta reflexión. Comparte esta carta si lo deseas.
Contigo,
Jules.
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Ya lo había contado varios newsletters antes, pero sé que hay nuevas personas que se han sumado a esta comunidad, así que va:
Tuve el gusto de escribir tres cuentos para la primera infancia en alianza con Unicef, la Secretaría de la Mujer y la Universidad Central. El hilo conductor es el ojo crítico a los estereotipos de género, y así nacieron: Matrioska quiere ser, Por qué Caperucita y Niños de pelo largo.
Lo mejor de todo es que los puedes descargar de forma gratuita porque la idea es que más familias las lean unidas.
*Nota al pie: si eres profe, gestor cultural, artista o promotor de lectura que trabaja con la primera infancia (0-5 años), vives en Colombia y quieres que te envíe en físico la cartilla de sensibilización Más allá del azul y el rosa: Arte, género y primera infancia, por favor escríbeme y cuéntame por qué lo quieres. Es gratuito, solo debes pagar el envío. Y solo tengo un único ejemplar, así no tardes en pedirlo.
Ante la muerte en nuestras pantallas, un poema que destaca la vida mientras siga siendo vida.
Si te apetece que te recomiende algún poema a la medida, solo escríbeme.
Tarjeta de visita, María Mercedes Carranza
El mundo es esto que miro:
la mesa que reúne sobre ella
cosas banales como el mantel y los vasos,
el lomo lechoso de los cerros al amanecer,
una luz que recibe la luz oblicua de la tarde,
la alcachofa que yace deshojada en un plato.
La vida es esto que muere:
una mano alzándose que ya es polvo y raíces,
la palabra que se venga del desamor y la derrota,
el olor de un jabón frotado a los 10 años,
esta tierra herida que contiene huesos y naúfragos.
El cielo y su infierno, odio y amor,
la dicha y la desdicha, el color de la luz,
son el desencuentro de todas esas cosas
que dicta mi oscuro e incierto corazón.
El cuerpo de Cristo: Esta es una novela gráfica ilustrada y ¡bordada! Que maravilla. Esto se dice de esta obra de Bea Lema: “El Cuerpo de Cristo es la declaración de amor de una hija a su madre, a la que tiene que cuidar siendo demasiado joven, pero también es el retrato trágico y universal de una mujer encerrada en su papel de hija, madre y esposa en una España patriarcal, pobre y católica”. Creo que se consigue por ahora solo en Europa, pero acá podemos disfrutar de algunas páginas.
Amor Moderno: Quería ver estos días alguna serie ligera, de esas para sentirse bien, y encontré Modern Love (Amazon Prime), un conjunto de relatos alrededor del amor, pero desde puntos de vista menos típicos. Y sí, me gustó y me dio confort en estas tardes lluviosas. Además, está basada en una columna del New York Times (que puedes leer en español aquí).
De la inevitabilidad del yo: En el último mes hice la primera edición del taller de escritura autobiográfica y no pude quedar más contenta con las conversaciones y lo que escribieron las/los participantes. Definitivamente hay que repetirlo. Aquí escribí una columna justamente acerca de la importancia de la escritura desde el yo.
Conocé esta editorial independiente argentina de libros ilustrados y libros objeto: Ediciones La Terraza.
Acerca del tema de la carta central de hoy, recuerda que escribí hace un tiempo: una carta al cuerpo.
Hace tiempos quería aprender un poco más de historia del arte y di con un curso en línea fantástico, divertido, entretenido. Incluso lo recomiendo mucho para jóvenes: se llama Focusarte. Lo imparte con toda rigurosidad Ter, muy conocida por su canal de YouTube.
La belleza de este cuadro tejido inspirado en las arpilleras de Chile, pero hecho en España por Lola Martino Moya:
¿Será que en una de mis siete vidas pasadas fui marinera? Seguro que sí. Desde los tiempos de los antiguos egipcios, a los gatos nos llamaban a bordo para prestar nuestros nobles servicios como controladores de plagas y como los mejores compañeros de viaje durante meses de soledad navegante. Hasta nos ponían hamacas para tomar nuestras siestas durante el día y decían que les dábamos buena suerte.
Incluso Germán, el tipo de arriba, se unió a la Guardia Costera durante la Segunda Guerra Mundial como “experto ratonero”.
Bueno, bueno, eso de cazar cosas no se me da muy bien, así que prefiero quedarme en tierra firme con mi propio pirata feroz.
Prrrrr,
Rima 🐾
Hermosooo, gracias 💜