#55: Bordar para escribir ✍️
Los hilos en común entre la escritura y el bordado, recomendados gozosos y poemas para arrullar y para ser más gato.
Hola, vos,
Una de las cosas que más disfruto de ser profesora de escritura es entender de dónde viene ‘eso’ que es tan indescriptible, eso que se llama inspiración, talento o incluso arrebato místico. Preguntarse por los artificios de la creación no lleva a respuestas definitivas, pero sí a encontrar un poco de ese fuego que impulsa a empezar un nuevo proyecto, aun sabiendo lo difícil que será sacarlo adelante.
Una forma de jugar con el proceso de escritura es comprendiendo sus símiles con el hilo. Es obvio, ¿no? La trama de la historia, su nudo… Aquí algunas propuestas:
✨ No se trata de qué se hace, sino de cómo se hace
Al exponer un bordado, de la misma manera que cuando se publica un libro, para la audiencia solo es evidente el resultado. Sin embargo, para el artista/autor importa algo más: qué sucedió mientras se bordaba o escribía, cuáles fueron los intentos fallidos, las horas de trabajo, las conversaciones o los sonidos que acompañaron el movimiento de las manos, los estados de ánimo, las memorias que influyeron para que una puntada quedara más apretada o un personaje más realista. Algo pasa por nosotros cuando creamos y de eso depende el estilo, la voz, la fuerza con la que queda vestida la obra. Asimismo, algo nos pasa, algo interno: ponemos en imagen, en textura, en palabras, algo que en principio era etéreo y eso nos alivia. Alivio también puede leerse como: placer, trascendencia, curación, entendimiento.
“Quizá Hiparquia pensaba, con humor juguetón, que la mente es un gran telar de palabras. Todavía entre nosotros, en la terminología literaria se continúa empleando esa imagen de la narración como tapiz. Seguimos hablando -con metáforas textiles- de tramas, de urdimbres, de hilar relatos, de tejer historias (…) ¿Qué es para nosotros un texto, sino un conjunto de hebras verbales anudadas?”. Irene Vallejo en “El Infinito en un junco”.
✨ El hilo es a la bordadora lo que la palabra es a la poeta. El bordado es un lenguaje en sí mismo
Trabajamos con dos herramientas antiguas tan sencillas como poderosas. Creo que estos fragmentos del poema Palabra e hilo de Cecilia Vicuña lo explican mejor:
-La palabra es un hilo y el hilo es lenguaje. Cuerpo no lineal.
-La tejedora ve su fibra como la poeta su palabra. El hilo siente la mano, como la palabra la lengua. Estructuras de sentido en el doble sentido: de sentir y significar, la palabra y el hilo sienten nuestro pasar.
-¿La palabra es el hilo conductor, o el hilo conduce la palabra? Ambas conducen al centro de la memoria, a una forma de unir y conectar.
-Una palabra está preñada de otras palabras y el hilo contiene otros hilos en su interior.
-El hilo está muerto cuando está suelto, pero está animado en el telar: la tensión le da un corazón.
✨ Es un acto colectivo
Bordamos, escribimos, las más de las veces a solas, en la intimidad del hogar, en el transcurso de muchas horas. Pero también es un acto colectivo. Por eso existen los costureros y los talleres de escritura; porque aun teniendo una imaginación ilimitada, necesitamos compartir y saber que una pieza también le hace sentido a alguien más. Necesitamos aprender de las técnicas y los puntos de vista de otras personas, seguir investigando, conocer otros referentes, no encerrarnos en una sola verdad. Nos gusta juntar e intercambiar hilos y versos para que lo que tenemos que contar tenga más proyección.
✨ Lo intuitivo también tiene un orden
En el bordado, como en la escritura, se empieza muchas veces de izquierda a derecha, del centro hacia afuera, del ojo al cuerpo. Es una mínima estructura que permite entender el conjunto, prever, así cada puntada tome un rumbo inesperado. Es algo así como conocer las normas de gramática para luego vaciarse en el papel de forma libre. Bordamos y escribimos comenzando en un plano general para que al final podamos agregar los detalles, las particularidades que harán que una obra deje de ser un borrador y pase a ser una obra de arte.
✨ No se busca lo perfecto, sino lo particular.
Personalmente, las piezas bordadas y escritas que más admiro no son las que parecen hechas por una máquina o una inteligencia artificial. La perfección, o la falta de error, no es una característica humana. Busco, mejor, la mirada, la propuesta de un ser único, con una historia particular que, al ser transmitida con la estética del hilo o las palabras, se vuelve universal.
Corto por aquí, aunque siento que esta lección de bordado para escritores/as da para muchas más entregas. ¿Se te ocurren más símiles? Me encantaría leerlos.
Suya,
Jules.
👆Este café virtual es una especie de propina que me das porque esta carta le aportó algo a tu semana. También pueden invitarme esta vez por ser mi cumpleaños :) Gracias por leer.
De Jardines y Jorobadas, el contrabajo, Paul Auster y una entrevista
»Tengo conmigo algunos ejemplares a la venta de Autorretrato en el jardín y El vuelo de las jorobadas para mandarles a sus casas (solo Colombia) con una dedicatoria especial. Si les interesa, escríbanme.
»Hace más de 10 años escribí una crónica sobre el contrabajista colombiano Roberto Milanés inspirada en el fabuloso texto de Patrick Suskind El contrabajo. Creo que sigue vigente y que vale la pena conocerlo. Léanla aquí y me cuentan.
»A propósito de la muerte del gran escritor Paul Auster, aquí una columna donde recomendé tres libros para leer a Nueva York.
»Me entrevistaron en la Revista Papel a propósito de mi cuasi participación en la Feria del Libro :)
Un poema para arrullar(se).
Arrullo, Louise Glück
Es hora de descansar ahora; has tenido
suficiente emoción por el momento.
Crepúsculo, luego temprana noche. Luciérnagas,
En la habitación, parpadeando aquí y allá, aquí y allá,
Y la profunda dulzura del verano llenando la ventana abierta.
No pienses más en estas cosas.
Escucha mi respiración, tu propia respiración
Como las luciérnagas, cada pequeño aliento
Un destello en el que aparece el mundo.
Te he cantado lo suficiente en la noche de verano.
Te ganaré al final; el mundo no puede darte
esta visión sostenida.
Debes ser enseñado a amarme. A los seres humanos
se les debe enseñar a amar
el silencio y la oscuridad.
Maridar con esta canción que John Lennon le compuso a uno de sus hijos…
Quiero empezar mis recomendaciones con la breve y profunda conferencia que dio la escritora Irene Vallejo en la apertura de la Feria del Libro de Bogotá este año. Ella tiene esa sensibilidad para embelesarnos con una historia que se siente muy antigua e irla traduciendo en ideas tan esenciales como la importancia de que existan los libros:
En el libro de relatos Fantasía alemana, de Philipe Claudel (lee aquí una entrevista que le hice a este escritor francés, junto con la reseña que escribí de una de sus grandes obras), se hace un recorrido por distintas miradas en torno a un tema en común que yo sintetizaría así: “la orfandad de la guerra”. Es un buen ejemplo de cómo el dolor puede ser retratado con belleza. Les dejo uno de mis pasajes favoritos:
Banco de memorias: en Pieve Santo Stefano, Italia, existe el Archivo Diarístico Nacional, en el que se conservan cientos de diarios, autobiografías y epistolarios escritos en italiano. Le llaman también un ‘vivero’, porque, dicen, la memoria es semilla. Esta población también se conoce como la Ciudad del Diario.
Este es un Manual para querer a las cosas, escrito por Pablo Fernández Christlieb y que encuentro muy apropiado para nuestra reflexión de hoy acerca del hacer con las manos:
Para querer a las cosas hay que:
⠀⠀⠀1) Hacerlas. Lo más seguro es que no queden tan bien como las compradas, pero lo que sucede es que cuando se van haciendo, el cuerpo —la mano, por ejemplo— a la hora de tejer, escribir, atornillar, etcétera, debido a que forma parte del mismo acto, se funde con la cosa que se está haciendo y queda depositado ahí. Y entonces uno quiere a las cosas por amor propio, porque uno mismo está allí dentro hecho cosa.
Una serie que devoré estas semanas fue Baby Reindeer. Es una historia ‘oscura’ que quizá no es para todo el mundo, ya que se posa sobre temas sensibles como el trauma, el abuso, la salud mental. Sin embargo, lo hace de una forma profunda, inteligente y, sí, con algo de humor. Y como bonus, escucha su banda sonora. Me encanta que contiene esa musiquita nostálgica que, extrañamente, me hace feliz.
Aunque ya tiene sus años, hace poco vi la película Miss Potter, que relata esos años en los que Beatrix Potter empezó a publicar sus exquisitos libros infantiles y lo difícil que debido a la subvaloración de la literatura infantil y en especial a la escritura femenina, más en esos tiempos. Y una buena noticia: resulta que todos los libros de Potter ya están en el dominio público y se pueden encontrar aquí (en inglés).
Las arpilleras de Chile no solo son bordados de escenas cotidianas sobre tejidos de cáñamo. También son denuncias de lo que se vivió en este país en los años de la dictadura: “Surgieron poco después del golpe de Estado de 1973, como forma de creación por parte de madres, esposas e hijas de detenidos desaparecidos y de prisioneros políticos para relatar, en bordados y telas (…) la búsqueda de sus familiares y los atropellos a los derechos humanos”. Aquí podrán descargar el libro y así conocer parte de este legado.
Atlas Textil es un podcast y a la vez “un viaje por las historias de vida y oficio de hilanderas, tintoreras, bordadoras y tejedoras que habitan las profundidades rurales de la Patagonia chilena”. Recomiendo especialmente este episodio en el que entrevistan a Tania Pérez-Bustos:
Son varias cosas las que recuerdo del día. Dónde está cada cosa conocida, por ejemplo. Si alguien ingresa algún elemento no autorizado a la casa, de inmediato lo sabré. Las cosas nuevas casi siempre son inesenciales…
Cosas Inesenciales, Brian Patten
¿Qué recuerdan los gatos de los días?
Recuerdan los caminos desde el frío,
El lugar más cálido, el lugar de la comida.
Recuerdan los lugares del dolor, sus enemigos,
la irritación de los pájaros, los cálidos vapores del suelo,
la utilidad del polvo.
Recuerdan el crujido de una cama, el sonido
de los pasos de su dueño,
el sabor del pescado, la belleza de la crema.
Los gatos recuerdan lo esencial de los días.
Dejando ir todos los demás recuerdos como si no valieran la pena,
duermen más profundamente que nosotros,
a quienes nuestros corazones se rompen recordando tantas
cosas inesenciales.
También recuerdo cada lugar donde se posa el sol según la época del año, la voz de mis humanos, la planta que más odio, el número de palomas en el tejado. No me pidan, claro, que recuerde qué días se sirve la comida húmeda, pues para mí, debería ser a diario.
Miaumm,
Rima 🐾
Gracias por tu trabajo que nos acompaña a tus lectoras. Para mí no es el bordado sino los pasos veloces, casi saltos, salir a correr. Tengo un problema narrativo y lo paso por el cuerpo en movimiento, muchas veces lo soluciono. No hay escritura sin cuerpo, aunque nos hayan enseñado que para escribir hay que estarse quieta.
¡Abrazos!
Hermosas recomendaciones en esta entrega, muchas gracias por compartir tanto! Un abrazo cumpleañero fuerte. Por más años de hilos y escritura. :)