Perder el hilo #2: Lo simbólico
Hola vos,
Estas semanas estuve pensando en que cada gesto que hacemos tiene un poder simbólico.
Que J. traiga una plantita nueva para nuestra terraza me habla de alargar nuestras raíces; que mi padre me diga por primera vez "estoy muy triste" me habla de una relación más horizontal en que no teme mostrarse vulnerable; que mis manos quieran seguir bordando a pesar del cansancio me habla de un sentido de supervivencia en que la creación que se ha vuelto inconsciente.
Esta reflexión surge de una señora novela llamada "Tengo miedo Torero", de Pedro Lemebel (con una versión cinematográfica que también me encantó). Ella, la Loca del frente, borda un mantel con flores y con pájaros, pero su clienta -esposa de un militar chileno- quiere que le borde además el escudo de Chile que, en ese contexto, es como bordarle corazones a la Dictadura.
"A sus ojos de loca sentimental, el blanco mantel bordado de amor lo habían convertido en un estropicio de babas y asesinatos. A sus ojos de loca hilandera, el albo lienzo era la sábana violácea de un crimen, la mortaja empapada de patria donde naufragaban sus pájaros y angelitos".
Ella se niega. En el no bordar también hay una lucha. Vuelve a las flores y a los pájaros y se roba el mantel para un picnic con su muchacho revolucionario. El bordado ahora simboliza y guarda un momento, unas sensaciones, un amor que es y que a la vez no podrá ser.
Los personajes de Lemebel bordan porque la aguja y el hilo son sus únicas armas para defenderse del desprecio por ser los cuerpos y las almas que son. Son sus manos ásperas de mujeres renacidas que saben ganarse el sustento para que nadie las venga a callar.
¿Qué significan para ustedes los gestos y los objetos cotidianos? ¿Escuchan ese susurro de un abrazo más largo? ¿Entienden que hay una palabra que se les aparece una y otra vez, y que en realidad son ustedes dándole más sentido a los días?
Presente,
Juliana MT
Retomemos el hilo con…
Cuentos para la infancia y talleres para las manos
Cuentos para la primera infancia que cuestionan los estereotipos de género
Les cuento que en FILBO lancé estas bellezas que hicimos con UNICEF, La Universidad Central, la Secretaría de la Mujer y el programa Nidos. Las ilustraciones son de Trinidad Olarte Muñoz.
Estos cuentos buscan ir más allá de lo que se supone que debemos ser si somos niñas o niños, y proponen una mirada gentil y poética. Espero pronto contarles cómo conseguirlos, pero mientras tanto, los pueden escuchar y ver aquí.
»Para cerrar: Lee mi más reciente columna en El Espectador, acerca de Panza de burro, de Andrea Abreu: "Mi amiga Isora".
-Gaveta de recomendados
La trama
"La fuerza de esta voz", o de estas voces, porque son muchas las que pueden narrar el conflicto armado en Colombia. Es un libro precioso de la Comisión de la Verdad, escrito por Daniel Rivera y preciosamente ilustrado por Elizabeth Builes. Lo puedes descargar gratuitamente.
Dedal de yogui
Hacer yoga no es meditar, pero meditar sí nos ayuda a entender lo que el yoga significa: unión. Meditar es, a mi modo de ver, unir esos pilares que nos sostienen (emoción, pensamiento y cuerpo) solo estando presente. ¿Cómo? Buscando un ancla a este momento, como la respiración, o los pasos al caminar. Recomiendo mucho la app Headspace para comenzar a meditar unos pocos minutos al día. Tú ¿cómo meditas?
Aguja creativa
Dechado. Me "trama" mucho cuando hay espacios que saben que el bordado es arte mismo. Casa Hoffmann nos sugiere diversas formas de esta expresión en una exposición que va hasta el 28 de mayo.
Dechado de ideas
En este espacio me gusta sugerirles actos que puedan inspirarles a crear, bien sea escribiendo, ilustrando, bordando o moviendo el cuerpo. Esta vez voy con uno de mis ejercicios favoritos: écfrasis, es decir, convertir una imagen en una historia. ¿Qué les suscita, por ejemplo, este cuadro de Remedios Varo? Tal vez se vuelva una historia u otra imagen que interactúe con él.
Botica poética
La botica es un consultorio para atender cualquier tipo de mal recetando poesía. ¿Quieres compartirme tu mal y te receto un poema en un siguiente boletín?
Receta para... esos días en los que sentimos que no logramos nada, absolutamente nada: leer el siguiente poema en voz alta cada noche antes de acostarse.
Nubes sobre el bloque opuesto, de Mircea Cărtărescu
No puedo hacer que la aguja de la brújula se mueva a través de la concentración.
Lo intenté. No puedo hacerlo.
No puedo canalizar la imagen de un naipe. Lo intenté.
Quería levitar y concentrarme media hora
y me sentí loco, acostado de espaldas en una cama deshecha, sudando.
Traté de hacer que una mujer me mirara en el metro
por supuesto, ella no miró.
¡Señor, no soy tu elegido!
El mundo no cambia para mí.
No amo lo suficiente, no tengo suficiente fe.
No tengo un aura alrededor de mi cabeza
y no me has mostrado, no has dado una señal.
Sostengo el mantel entre mis dedos:
sin ceder, sin elevarse en vapor rojo.
Toco el cabello de mi niña, los rizos:
oscuro, dorado, suave.
Nada confunde mis sentidos. No hay ilusión.
Mi mente es un suave espejo del mundo.
Liso y plano.
No hay rasguño.
No hay vida pasada, ninguna criatura ectoplásmica.
No hay Agartha, no hay Shambala
no hay Maya, lo que viene en sueños
es solo el maquillaje de la nada.
Miro la llama de la estufa, hipnotizado,
sabiendo que vine de un útero,
sabiendo que me iré en un ataúd o mancharé la tierra con mi sangre.
No seré yo quien encuentre la grieta.
No seré yo con la cabeza vuelta en la foto de grupo.
Bogotá es una hielera, ¿no?