☁️Perder el hilo #20: Sobre la Incertidumbre
Hola, vos.
La incertidumbre fue uno de los temas más recurrentes durante el confinamiento de la pandemia. De vez en cuando vuelvo a ella, en especial al final de cada año o en los cumpleaños. Es decir, en esos momentos en que algo parece marcar un antes y un después y nos preocupa cómo irá a resultar el después. O, quizá, evaluamos ese "antes" y no estamos seguros de haber hecho siempre lo correcto. Así llega la incertidumbre, que es no solo la pregunta por lo desconocido que vendrá, sino el temor a que no salga bien. A errar.
"Quiero que alguien me diga qué ponerme cada mañana. Quiero que alguien me diga qué comer, qué me tiene que gustar, qué tengo que odiar, por qué enojarme, qué escuchar, qué banda me tiene que gustar, para qué evento comprar entradas, sobre qué hacer chistes, sobre qué no hacer chistes. Quiero que alguien me diga en qué creer, por quién votar, a quién amar y cómo decírselo. Creo que quiero alguien que me diga cómo vivir mi vida, Padre, porque, hasta ahora, creo que entendí mal". Fleabag.
Así tuviéramos a alguien que nos dijera qué hacer en cada momento no le haríamos caso; ya sabemos qué vamos a hacer, o al menos qué queremos hacer, pero tenemos miedo de que salga mal. Pero saldrá de algún modo, es decir, esto que vivimos cambiará y la incertidumbre que sentimos indica que nos apegamos a lo conocido, incluso si no es tan cómodo. Nos apegamos tanto que no lo cuidamos ni lo vivimos.
En el diccionario, la incertidumbre, obvio, es la falta de certidumbre. Y la certidumbre es la "obligación de cumplir algo". Aunque esa expresión está en desuso, me arroja algunas luces. Puede ser que temamos no poder cumplir con las expectativas, propias o ajenas. Puede ser que ni siquiera tengamos "certeza" de cuáles son esas expectativas. De modo que para empezar a aliviar esa incertidumbre podríamos a empezar por "esperar deseando". Digamos que es mi mala traducción de la expresión tan linda en inglés: "looking forward to", que también es algo así como "mirar hacia adelante con esperanza".
Quiero que esa expectativa no la veamos como un modo de ponernos más cargas y autoexigencias, sino de emocionarse en el camino hacia lo desconocido. Sophie Blackall, una de mis autoras favoritas, puede ayudarnos con "Things to look forward to: 52 large and small joys for today and everyday" o "Cosas para esperar deseando: 52 alegrías grandes y pequeñas para hoy y todos los días".
Yo lo leo así: si todos nos vamos a morir, si el mundo se puede acabar en cualquier momento, entonces ¿cuál es el punto de salir de la cama? Pienso que no tiene que ser el gran el gran sentido de la existencia. Es suficiente con desear un buen café, y su aroma, y su calor entre las manos para tener un motivo para levantarse al día siguiente. Porque, mientras estamos aquí, ahora, hay un día siguiente. Y es diferente, único.
No. 6: Aprender una nueva palabra. No. 26: Remendar un hueco. No. 29: Releer fragmentos favoritos de libros favoritos. No. 32: Encontrar algo que creíste perdido. No. 36: Terminar algo. No. 38: Escribir una carta. No. 48: Caminar en cementerios. No. 52: Carpe díem (aprovecha el día).
De acuerdo con la escritora Maria Popova, el libro de Blackall es una celebración acerca de vivir en el presente en tiempos inciertos, es una carta de amor al futuro. Nada más esa frase es un camino a seguir: encontrar la magia en lo mundano y, por supuesto, en el amor. Aquí vuelvo entonces con otra cita de una de mis series favoritas, Fleabag:
El amor es horrible. Horrible. Es doloroso. Asusta. Te hace dudar de ti mismo, juzgarte a ti mismo, tomar distancia de los demás en tu vida. Te hace egoísta, te hace raro. Te hace obsesionarte con tu pelo, te hace cruel, te hace decir o hacer cosas que pensaste que nunca harías. Es todo lo que cualquiera de nosotros quiere y es un infierno cuando llegamos ahí… Así que no me extraña que sea algo que no queramos hacer solos. (Suspiro) Me enseñaron que si uno nacía con amor entonces la vida se trataba de escoger cuál era el lugar indicado para ponerlo. La gente habla de eso bastante. Sobre sentirse bien. “Cuando se siente bien, es fácil”, pero no estoy seguro de que eso sea verdad. Se necesita fuerza saber qué está bien. Y el amor no es algo para la gente débil. Para ser un romántico se necesita de una tonelada de esperanza. Lo que creo que tratan de decir es que cuando encuentras a alguien a quien amas se siente algo parecido a la esperanza.
Quiero cerrar con Virginia Woolf. Al comienzo, pensé que no era el mejor ejemplo de optimismo. Pero es que no se trata de un optimismo irracional esto de enfrentarse a la incertidumbre. Por lo que he leído de esta autora, por lo que sé de su vida y de su misma muerte, algo me dice que saboreaba cada instante. Incluso su amargura, o en especial su amargura.
"Contempló la vida, porque tenía una clara sensación de su presencia, de una cosa real, privada, que no compartía ni con sus hijos ni con su marido. Entre la vida y ella se producía algo semejante a una transacción: ella estaba de un lado y la vida de otro, y ella siempre procuraba sacar lo mejor de la vida, como la vida lo sacaba de ella; y en ocasiones parlamentaban (cuando ella se quedaba sola); se producían, lo recordaba, grandes escenas de reconciliación; pero, durante la mayor parte del tiempo, extrañamente, tenía que admitir que aquella cosa a la que llamaba vida le parecía terrible, hostil, dispuesta a saltarle a uno encima si se le daba la menor oportunidad. Estaban los problemas eternos: el sufrimiento, la muerte, los pobres. Incluso en la isla siempre había alguna mujer muriendo de cáncer. Y, sin embargo, les había dicho a todos sus hijos: "Tendréis que pasar por ello"".
Los momentos, buenos o malos, pasan, pero -vuelvo a parafrasear a Popova- hacen parte de un río que brota de la misma fuente: "nuestra capacidad de belleza, de trascendencia, de experimentarnos a nosotros como la cosa misma". Eso sí, la fuente se seca y cada uno decide qué consume para mantenerla llena. Ese alimento está en lo mínimo del día a día: cada noticia que leemos, cada persona que contactamos, cada matica que regamos, cada bus que tomamos, cada palabra, cada caricia.
"La atención, el cuidado y el amor son el mismo hilo en distintas partes del tejido.
Un recordatorio amigable: sin atención no se cuida. Sin cuidar no se ama". Mariana Matija.
Esta semana encontré solaz en estas palabras, en estas escenas y en conversaciones tranquilas. Espero que ustedes también. Escríbanme, siempre les leo.
Aquí,
Jules
-SEGUIRME EL HILO-
>>>Lee aquí mi más reciente columna En El Espectador, sobre por qué el poeta Pablo Neruda coleccionó cerca de nueve mil caracolas y cómo estaban ligadas a su poesía y a su obsesión por el mar:
"¿Por qué caracolas? En Confieso que he vivido escribió: “Me dieron el placer de su prodigiosa estructura: la pureza lunar de una porcelana misteriosa, agregada a la multiplicidad de las formas, táctiles, góticas, funcionales”. En otra ocasión, aseguró: “Todos los chilenos somos peces, somos marineros, somos caracolas”. Estas eran el poema mismo, más que la inspiración. Eran puertas submarinas, metáforas de la diversidad del mundo y tal vez la única forma de asir su gran amor; ese que nació a primera vista, cuando tenía 15 años y vio por primera vez el mar: “Son los senos de las sirenas/ las redondescas caracolas?/ O son olas petrificadas/ o juego inmóvil de la espuma?".
>>>Lee aquí el poema "Dedal", que escribí para la página de la bordadora Gimena Romero.
"Empujo la aguja el tejido
de mi piel se abre
hilo de sangre busco
en la gaveta una campanilla
de hadas..."
-Gaveta de recomendados-
La trama
Una niña se va a la cama y no puede dormir porque la acecha la incertidumbre. La peor tormenta es la que ocurre en su cabeza; se pregunta cosas como: ¿De dónde venimos? ¿Quién soy yo? Si pudiéramos cambiar de cuerpo, ¿querría alguien escoger el mío? ¿Tomaré siempre las decisiones correctas? ¿Y cómo sé que son las correctas? ¿Y si la vida es solo un sueño? ¿Y todos los sueños realidad? Y si después de la muerte no hay nada, entonces, ¿qué?
Nos ha pasado, ¿verdad? Por eso el libro Noche de tormenta, de Michéle Lemieux, es una muestra de que la literatura infantil también es filosófica, también nos habla a nosotros: un mundo de adultos que no puede dormir.
El carrete
En la película Buscando un amigo para el fin del mundo se puede decir que hay mucha incertidumbre que nace a partir de una certeza: el mundo se va a acabar en pocos días. Son muchas las películas que tratan sobre este tema (Armageddon, Don't look up, Snowpiercer, etc.), pero esta me gustó especialmente porque no se trata de lo que un gobierno va a hacer, o del caos de la humanidad completa, sino de lo que sucede en la vida de dos personas comunes. Conecto con esa intimidad, con esa sencillez de las historias particulares.
Dedal de yogui
Leyendo sobre la vida de Pablo Neruda di con que el poeta chileno alguna vez usó como seudónimo "Kundalini", que es una de las ramas en la práctica del yoga. Pero quiero que lean cómo lo describen Pedro Núñez y Carlos Franz en el ensayo "En Espiral":
En la cosmología hindú Kundalini, la enroscada, la espiral, es el poder de la serpiente, es lo latente, la energía adormecida, fuente de la potencia sexual y mental, que se enrolla en la base de la columna vertebral y que el yogui utiliza en su viaje interior para intentar conquistar espiritualmente los mundos superiores. Es una energía poderosa capaz, al despertar, de destruir la ilusión de la vida y liberar una energía que opera en dos direcciones: al desplegarse y manifestarse genera el universo; al replegarse, enroscándose, el universo se adormece.
Puntada creativa
Que vivan los libros que hablan del bordado y sus múltiples narrativas y gestos. Hay tantos gestos como personas, pero, en particular, quienes tenemos alguna relación con los textiles compartimos cuatro: repetir, deshacer, remendar y juntar. Así está ordenado el libro "Gestos Textiles", de Tania Pérez-Bustos, hasta llegar a un dechado (algo así como las planas con las que las bordadoras aprenden puntadas) de conceptos. Aquí escribí una reseña del libro, que sale en la revista de Ciencias Sociales de la Universidad Icesi que justamente este mes está dedicada a "Prácticas textimoniales: narrativas, resistencias y formas del hacer textil".
El ovillo
Hace poco me enteré de que existe la Isla de los Gatos: un lugar con más gatos que personas, gatos que incluso viven en casas abandonadas. La gente les manda tanta comida, que ni siquiera hay dónde guardarla. Queda en Japón y se llama Tashirojima. Los gaticos llegaron para combatir una plaga y, bueno, se reprodujeron más de la cuenta. No sé si sea un paraíso, pero al menos se presta para una buena historia :)
Dechado de imágenes
La primera imagen que se me vino a la mente con el tema "incertidumbre" fue El Grito, de Edvard Munch. Pero no quise traerles una imagen que hemos visto y re-visto. A cambio, les propongo hoy otra menos conocida de Munch: Melancolía. Esta fue la primera pintura en que el artista simplificó la escena para elevar al máximo lo simbólico. La síntesis para intensificar la expresión. En la pintura, el retratado era un amigo de Munch que sufría por una relación.
Aguja que suena
Me fascina saber más de la vida de los artistas, de lo que hay detrás de sus obras y dejarme inspirar por tantas historias. Por eso, el podcast que les recomiendo hoy es Artistas Reales, que habla de esas mujeres que fueron invisibilizadas en la historia del arte y que apenas hoy estamos conociendo su talento. Lo mejor del podcast es la narración de Juliana González Rivera, escritora, periodista, viajera y amante del arte.
Para escuchar, te dejo mi playlist "Pokemusic": esas canciones que atrapo en cafés, películas y en momentos inesperados. Canciones que no quiero perder.
-BOTICA POÉTICA-
Poemas para saber qué hacer
Digamos que la protagonista de Fleabag me preguntara qué hacer, qué hacer ya que todo lo ha entendido mal. Le recomendaría estos poemas de Louise Glück a la que conocí gracias a otra serie: Conversations with friends (eso de fijarme en los libros que leen los personajes).
(Si te apetece que te recomiende algún poema para tus dolencias, solo escríbeme)
La terquedad de Penélope, Louise Glück
Un pájaro llega a la ventana. Es un error
considerarlos solamente
pájaros, muy a menudo son
mensajeros. Por eso, una vez
se precipitan sobre el alfeizar, se quedan
perfectamente quietos, para burlarse
de la paciencia, alzando la cabeza para cantar
pobrecita, pobrecita, un aviso
de cuatro notas, para volar luego
del alfeizar al olivar como una nube oscura.
¿Pero quién enviaría a una criatura tan liviana
a juzgar mi vida? Tengo ideas profundas
y mi memoria es larga; ¿por qué iba a envidiar esa libertad
cuando tengo humanidad? Aquellos
que tienen el corazón más diminuto son dueños
de la mayor libertad.
La canción de Penélope, Louise Glück
Pequeña alma, siempre desvestida,
haz esto que te ordeno, trepa
por los estantes de las ramas del abeto;
aguarda en la copa, atenta, como un
centinela o un vigía. Pronto llegará a casa;
te corresponde a ti ser
generosa. Tampoco tú has sido del todo
perfecta; con tu problemático cuerpo
has hecho cosas de las que no deberías
hablar en los poemas. Así que
llámalo a través del mar abierto, del mar resplandeciente
con tu canción oscura, con tu avariciosa,
forzada canción: apasionada,
como María Callas. ¿Quién
no te desearía? ¿A qué apetito
demoniaco no corresponderías? Pronto
regresará de allí por donde transcurra su viaje,
bronceado por el tiempo fuera de casa, reclamando
su pollo asado. Ah, tendrás que darle la bienvenida,
tendrás que sacudir las ramas del árbol
para captar su atención,
pero con cuidado, con cuidado, no sea
que desfiguren su hermoso rostro
demasiadas agujas al caer.
-Nudo final-
Recuerda tomar merienda... Y una pausa activa en el trabajo :)