🚲 Perder el hilo #23: Menos propósitos y más presencia
La tarde rosa. Las ramas reflejaban el sol, y la hamaca se mecía como si fuera rama. Rama yo. Unas pavitas se escondieron en los floramarillos y las salamanquejas empezaron su concertina. Esa presencia, esa belleza era justo lo que deseaba para comenzar el año. Pero, tras un rato, llegó el aburrimiento. ¡Tanto para ver y sentir y aún así la mente pedía más! En todo caso, me alegré por tener tiempo de aburrirme. Me aguanté las ganas de sacar el celular, y fui consciente de qué se sentía estar así, por qué y qué podía surgir de ahí, sin muchas expectativas.
Quiero que cada poema "descanse" en intensidad. Quiero que sea rico en "fotografías del mundo". Quiero que contenga hilos desde lo que se percibe del mundo al mundo intelectual. Quiero que cada poema indique una vida vivida con inteligencia, paciencia, pasión, y capricho. (...) Quiero que el poema pregunte algo y, en sus mejores momentos, la pregunta permanezca sin resolver".
Del aburrimiento (o la presencia, que es estar aquí, ahora), pueden surgir grandes poemas, historias, bordados. Pero hay que darles aún más tiempo. Así que no me presioné para que hubiese de inmediato un producto, un algo tangible. Tan solo un pensamiento fue suficiente. Me dije: quiero enfocarme en lo que es, para mí, de verdad significativo, valioso. Enfocarme en qué consumo, a qué le presto atención y energía, con quiénes comparto, qué creo (de creer y crear).
Aquí me detengo un momento, pues, para comenzar ciclos, primero hay que cerrar los que no nos permiten avanzar. Y en esa categoría están las creencias que luego se convierten en patrones de comportamiento. Estas las conservamos porque nos dan una (falsa) sensación de control. Nos benefician de alguna manera (no tener que asumir la incomodidad, por ejemplo), pero ¿a qué costo? Es hora de confrontar esas creencias. De resignificarlas. De comprender de dónde vienen, aceptar, agradecer. Se puede agradecer una mala experiencia y eso no implica amarla.
Sigo. Quiero dejar de mostrar por mostrar, hablar por hablar. O hacerlo menos. Para llegar ahí es importante decantar, saborear, dejarme de exigir siempre algo nuevo, mejor, más grande. A veces es suficiente con seguir un patrón (como en el tejido o punto de cruz), con garabatear o, incluso, con no hacer nada.
Quiero gastar menos tiempo en muchas cosas triviales e invertir más tiempo en las pocas cosas vitales. Significativas.
No hablaré acerca del viento, el roble, la hoja en el roble, sino en nombre de ellos. (...). En el acto de escribir el poema, soy obediente y sumisa. En la medida de lo posible, pongo aparte mi ego y vanidad, incluso la intención. Escucho. Lo que escucho es casi una voz, casi un lenguaje. Es un segundo océano, emergiendo, cantándole a una en el oído, o muy adentro, susurrando en los intersticios donde una es menos una misma que una parte de alguna comunidad indivisible.
Mary Oliver.
Sé que suena a muchos propósitos, pero en realidad solo es uno: más presencia. Y la presencia es poesía.
Si este hilo te suscitó algo, me encantaría que me lo compartieras :)
Aquí, presente, te doy la bienvenida a un nuevo año compartiendo conmigo, Jules
-Gaveta de recomendados-
La trama
Con mis vecinos del lado empezamos hace unos meses un intercambio divino: la cajita de los libros. La cajita va y viene. Yo la mando con libros que les quiero prestar y ellos me los devuelven con libros que me quieren prestar. La usamos especialmente para literatura infantil y en la última entrega me mandaron este tesoro: El niño, el topo, el zorro y el caballo. Más que una historia, es un compendio de reflexiones que me dejaron pensando y con una felicidad inexplicable: "¿Qué crees que es el éxito?, preguntó el niño. Amar, respondió el topo", "¿Cuál crees que es la mayor pérdida del tiempo? Compararte con otros, respondió el topo", "Una de tus grandes libertades es la forma en que reaccionas", "Es extraño. Solo podemos ver afuera de nosotros, pero realmente todo sucede adentro".
>>Punto aparte: No sé si conocías la página/app Goodreads. Aunque también es red social, la uso más para registrar la tonelada de libros que me quiero leer (y así no tengo la lista en miles de papelitos y pantallazos), para acordarme de lo que he leído y para apuntarme al reto de lectura de cada año. Una misma se pone la cantidad de libros que quiere leer, cosa que me resulta muy motivante para leer más y mejor.
El carrete
Iré al grano: me encantó Pinocho en la versión de Guillermo del Toro y la considero hasta ahora la mejor versión de este clásico de Carlo Collodi. Tengo mis razones. 1. Porque muestra lo que muchas veces no queremos ver de la infancia: que de niños/as también somos pícaros, un poco malvados, traviesos, indomables, inaguantables. Y aún así, amamos, amamos con cada parte de nuestro ser. 2. Porque es una película que no es condescendiente, que trata temas difíciles (la muerte, la guerra, la mentira, etc), pero no para ser revolucionaria, sino para generar conversaciones y, al final, una historia que acompaña, consuela y conmueve. 3. Porque la parte manual de esta película es de lo más espectacular que haya visto. No solo es el stopmotion más largo de la historia, sino que cada figurita fue hecha en distintos tamaños, y el escenario, y y y y. Toodo. De hecho, también hay un detrás de cámaras de la película que recomiendo igualmente.
Telar de jardines
Una buena forma de comenzar el año es salir "a la naturaleza", término que es muy general y que a veces no nos dice nada. Naturaleza puede ser desde una flor en una maceta hasta nuestra propia naturaleza humana. Para no perdernos entre el monte con este tema, podríamos acudir a una de las formas contenidas de la naturaleza: los jardines. Dice el libro "Mindful thoughts for gardeners" o "Pensamientos conscientes para jardineros" lo siguiente: "el jardín es un lugar para volver a la casa de uno mismo - con nuestras manos escondidas entre tierra viva, respiramos el aroma del romero y la menta, y sabemos quiénes somos. El jardín, sea un lugar para comestibles o flores o cactus, nos conecta con nuestro ser físico, nuestro corazón compasivo y nuestra alma infinita". Eso me gusta: que convirtamos un paseo por el jardín, no importa su tamaño, un tiempo de presencia.
Puntada creativa
Las colchas narrativas de Faith Ringgold cuentan su historia, que es la de muchísimas mujeres afro. Cosía con su madre pensando en los vecinos del barrio Harlem, en Nueva York, cosía con siluetas y colores que transmitieran su calidez y familiaridad, sin importar raza, género o condición social. Sus colchas nos remiten a escenarios de su infancia, recostada a su vez en otra colcha, mirando el cielo, o las luces al otro lado del río, viéndose a ella misma, de niña, sobrevolando la ciudad. En otras obras, podemos ver los retratos de mujeres abusadas. Qué fuerte: arroparnos con quienes necesitaron, en su momento, ser arropadas también. Aquí puedes ver más de su trabajo de quilts.
Aguja que suena
Se regalan dudas es ese podcast perfecto para personas que están buscando respuestas. En una época difícil, de cambio, me sirvió mucho para reflexionar. Es como tener a una terapeuta (en la voz de dos amigas y una invitada especial) a la mano siempre que la necesito.
>>La canción de esta quincena es esta. La escuché al final de la película "La caída" (muy buena también), en ese momento de revelación que que... mejor no te hago spoiler.
El ovillo
Hay un librito que me fascina llamado "Lost in translation", algo así como lo que se pierde en la traducción. Está lleno de frases que no tienen traducción. Una de ellas, perfecta para esta sección de amantes de gatos, es "kiertää kuin kissa kuumaa puuroa", algo así como "dar vueltas alrededor de la sopa como un gato". Se usa cuando alguien da vueltas sin querer llegar al punto central, como cuando a un político se le hace una pregunta ;) Sería nuestro "irse por las ramas", pero con un gatico.
Dechado de imágenes
Adoro este cuadro de Christen Dalsgaard llamado "Young Girl In Jutland Writing Her Beloved's Name" (Joven en Jutland escribiendo el nombre de su amado). Primero, por el detalle de la labor de tejido por ahí en segundo plano que muestra lo que andaba haciendo antes de ponerse a escribir en el vaho de la ventana: esperar. Aunque los bordados y tejidos eran considerados en tiempos pasados como un oficio únicamente femenino, pensado para que las mujeres fueran buenas amas de casa, me gusta que ahora los podemos resignificar y verlos como obras de arte (en este caso, dentro de otra obra de arte), o como lienzos de expresión. O como abrazos que sanan... mientras esperamos.
Dedal de yogui
Esta es la historia de cuando alguien se preguntó qué pasaría si dejáramos de hacer tantas cosas a la vez y solo hiciéramos una, "la más sencilla, la más natural, una sola cosa y nada más". ¿Cuál crees que sea? Descúbrelo en este libro, Yoga, de Míriam Raventós. Lo disfruté mucho porque va más allá del típico manual de yoga para la infancia que ya se conoce y realmente te cuenta una historia significativa.
-Botica poética-
Poemas para comenzar
Para comenzar el año. El día, la noche. O, simplemente para observar, a observar bien.
(Si te apetece que te recomiende algún poema para tus dolencias, solo escríbeme)
El cisne, Mary Oliver
¿Lo has visto tú también, flotando, toda la noche en el río oscuro?
¿Lo has visto por la mañana, elevándose en el aire plateado ─
una brazada de blancos capullos,
una perfecta conmoción de seda y ropa blanca al apoyarse
en la esclavitud de sus alas, un banco de nieve, un banco de lirios,
mordiendo el aire con su pico negro?
¿Lo has escuchado, con sonido de flautas silbando
una estridente música oscura ─como lluvia que apedrea los árboles─ como una catarata
que apuñala los negros alféizares?
Y, por último, ¿lo viste justo debajo de las nubes ─
una cruz blanca fluyendo a través del cielo, sus patas
como hojas negras, sus alas como la extendida luz de un río?
¿Y sentiste en tu corazón cómo pertenecía a todo?
¿Y has también adivinado finalmente para qué sirve la belleza?
¿Y has cambiado tu vida?
Canción para nadar de noche, Sun Wenbo
A altas horas de la noche, nado en el canal Jingmi—
la única hora en la que puedo saltar al agua sin tronco.
No hay nada comparable, remar así, despacio, por el pensamiento callado.
Exhausto, voy flotando sobre mi espalda, mirando fijamente el cielo que arde.
Las estrellas encima son delfines brillantes. Tristemente, poco sé
de astrología. Sólo reconozco la Osa Mayor—
un cucharón grande suspendido en medio de la nada.
Me pongo a adivinar, ¿cuál es el Sagitario, cuál es Libra?
Uno de los conjuntos asemeja un cisne elegante, otro, un poderoso
león. Siento que algo se mueve y pasa entre mis piernas—
Vislumbro un pez en el agua.
Qué increíble. El cielo y
el agua parecen ser sólo míos —brincan unas cuantas
líneas. En lo profundo de la noche, sin ropa, nadando,
deseo con fervor que se alce mi alma, libre como la luz estelar,
un cisne en el agua, una esfinge en el cielo.
-Nudo final-
'Cattitude' para el 2023