Perder el hilo #28: Somos migrantes 🎒
Sobre la migración en la vida diaria, un especial de costura y tejido en las películas de los Óscares y recomendados jugosos de la quincena.
Desde un sueño profundo, te saludo:
De pronto sabrás que por este lado del mundo tembló fuerte hace una semana. Mientras la tierra y el edificio y la cama y todo se mecía por lo que me pareció una eternidad, me pregunté qué sería lo primero que tomaría si tuviera que salir corriendo de la casa. Obviamente están primero las personas, los animales, el celular, algo de dinero... Pero vamos más lejos: ¿qué llevaría en la maleta si tuviese algo más de tiempo y si supiera que no puedo regresar a este lugar?
Visto así, los objetos dejan de ser simples cosas y revelan su poder de ser contenedores de memoria, de pertenencia. Podría ser una prenda, no solo por su practicidad -nos arropa del frío, nos cubre-, sino porque también puede transmitir un afecto, como lo escuché esta semana en una charla de Tania Pérez-Bustos. Hablaba de los textiles de compañía, mientras ella misma usaba un cárdigan tejido con sobrantes de las lanas que pertenecían a su madre. Recordé un suéter que me regaló mi hermana a modo de quitapenas: lo usaba especialmente cuando me sentía triste y me aliviaba con pensar que ella también había estado ahí, arropada. Que, de alguna manera, yo no estaba sola durante esa migración de sentimientos, de vida.
Todavía aquí llevo mis viejas y deliciosas cargas,
Los llevo, hombres y mujeres, los llevo conmigo dondequiera que voy,
Te juro que me es imposible deshacerme de ellos,
Estoy lleno de ellos, y los llenaré a cambio.Canto del camino abierto, W. Whitman.
Sé que la familia materna de mi esposo, durante la migración obligada a causa de la II Guerra, empacó en esa maleta manteles, platos, muebles, semillas. Si no se podía cargar con la casa, como un ermitaño en la arena, al menos habría que cargar lo que significaba ‘el hogar’: un jardín como paisaje de paz, la juntanza durante la cena, el espacio para compartir con los nuevos amigos, la estética de su cultura.
Además de estas migraciones tan complejas y dolorosas, también pienso en las migraciones del día a día. Esas que hacemos en medio de nuestra constante búsqueda de identidad y de pertenecer a algo, incluso desde la comodidad. Es el querer volver a casa, ya no como un lugar, sino como un estado de seguridad: allí donde podremos resistir los peores temblores.
La migración es la historia de un camino donde existe la posibilidad de autoexploración. Los viajes más importantes son los que se hacen al fondo de uno mismo. Migramos de viejas creencias a nuevas ideas. Migramos porque estamos o nos sentimos en una prisión. Porque tal vez lo único que anhelamos como seres humanos es la libertad. La libertad del movimiento, así ese movimiento duela.
Somos una especie en viaje
No tenemos pertenencias sino equipaje
Vamos con el polen en el viento
Estamos vivos porque estamos en movimiento
Nunca estamos quietos, somos trashumantes
Somos padres, hijos, nietos y bisnietos de inmigrantes
Es más mío le que sueño que lo que tocoYo no soy de aquí
Pero tú tampoco.Movimiento, Jorge Drexler
Aún quienes viven toda la vida en la misma casa también verán partir lo que aman y tendrán que aceptar que nada, nada se da por sentado. En todo caso, intentaremos aferrarnos, por pocas fuerzas que tengamos, por poco equipaje que podamos llevar, a lo que nos importa, incluyendo esos objetos que despiertan recuerdos y sensaciones, a las letras que nos dan esperanza.
Muchos hemos vuelto a encontrar un hogar justamente en la escritura o en los libros. Son mundos ideales, no en cuanto perfectos, sino porque nos habitamos desde otros cuerpos y lugares. Allí aprendemos a vivir con los otros, abrazamos la diferencia, escuchamos los puntos de vista que no son los propios.
En la obra del artista Bruno Catalano es interesante ver cómo al migrar nos vamos fragmentando. Rompiendo, quizás. Pero a través en ese espacio aparentemente vacío podemos ver cómo el nuevo lugar nos habita y empieza a formar parte de nosotros. Es la idea de que no tenemos una sola identidad y de que esos lugares en los que hemos vivido y amado se van con nosotros en una maleta mucho más grande: la de la memoria.
Hace unos días una lectora de El vuelo de las jorobadas escribió: “¿Cómo hablar de migración con niños/as? Pues hablando de la naturaleza. Este libro es bonito y además muestra a Colombia como un lugar de acogida, un lugar de vida. Con mi hijo hablamos de migración y hemos aprendido de este animal maravilloso”. ¡Tiene toda la razón! Las ballenas hembras migran en busca de aguas cálidas para tener a sus ballenatos y luego para tener suficiente alimento. Y lo hacen gracias a que tienen memoria.
Por eso me encantan los libros para la infancia: con palabras sencillas e imágenes bellísimas logran explicar temas profundos. Si no explicar: acompañar o poner de presente de una forma gentil.
En Emigrantes, de Shan Tan, o en Eloísa y los bichos, de Jairo Buitrago y Rafael Yockteng, se hace literal el sentimiento de sentirse como un bicho raro, del dolor de la despedida, de la incertidumbre de llegar a un mundo donde todo parece de otro planeta.
Cierro por aquí un tema tan ancho que no cabe en mis manos. Ojalá que la conversación siga. Me entusiasma recibir sus mails y siempre los respondo :)
Aquí, aún sin despertar,
Jules
Pd: ¡Bienvenidísimas las más de 300 personas que se sumaron en la última semana a estas cartas! Espero que encuentren en ellas refugio y compañía y que nos sirvan para hacer conexiones más significativas que las que podríamos hacer por redes sociales.
Últimos días para inscribirse a mi taller de bordado
»Inscripción aquí. »Lugar del taller: Librería Casa Tomada.
»Novela Albina: dónde comprarla y dónde leer el primer capítulo :)
Manifiestos colectivos
La semana pasada realicé junto con el colectivo Miércoles de chicas un taller para escribir entre todas un manifiesto poético por la amistad. El año pasado escribimos otro manifiesto para desmitificar el amor romántico. Puedes verlos o descargarlos aquí.
Entre puntadas
En la Revista Credencial fue publicada una nota en la que salimos Tatiana Castillo (artista textil) y yo hablando acerca del bordado y la reinterpretación que se está haciendo en la actualidad de este oficio/arte. Pueden leerla aquí.
Una lectora de Perder el hilo me pidió un poema “para este peso del paso del tiempo que por momentos se siente en la mente, pero sobre todo en el cuerpo (ya no somos las mismas de hace 20 años)”. Con este reto, encontré a un poeta croata que hace algo muy interesante: mira de lejos, convierte a la Edad en un animal.
Si te apetece que te recomiende algún poema para tus dolencias, solo escríbeme.
La Edad, Dražen Katunarić
La Edad es un animalito fósil que vive en la oscuridad de un cántaro
suspendida de una cuerda igual que un cubo de agua,
por la piel y la forma se parece al cocodrilo,
al lagarto y a la tortuga. Pende inmóvil. El alimento
y la luz la dañan, apenas prueba algo
en noviembre y diciembre y eso es para todo el año.Se muestra al mundo sólo cuando las personas la descubren
en el cántaro, cuando por casualidad levantan la tapa y miran al fondo.
Ella es la que sabe más de sí misma.
A ninguna criatura, mucho menos a un hombre
se le pasa por la cabeza romper la armonía de ese fondo angosto,
y arrancar a la Edad de su cántaroLe gratifica que con la vejez los curiosos cada
vez la descubren menos, ni bien siente la luz en su
áspera piel, la Edad se eriza en el
aljibe seco: ¡Gente, dejen de izarme con la cuerda!
¡No estoy en el fondo!
¡Sólo quedan algunas palabras intactas!Pero ellos, curiosos, igualmente tiran de la cuerda
porque la Edad llega con los años. Jugando con las palabras,
les intriga pensar que verán algo irreal, áspero, pobre y doloroso,
aunque con eso hirieran al animal. Pero la Edad
es la misma en la luz que en la oscuridad. Es igual. Sólo las palabras quedaron en el fondo, sagradas.(Traducción: Carmen Verlichak)
📚 La trama
La semana pasada, a propósito del Día de la Mujer, hice un hilo en Twitter con recomendaciones concretas de escritoras colombianas y sus libros para leer. Sé que hay muchas más, pero es un excelente lugar para comenzar y maravillarse de la buena pluma que tiene nuestro país. En especial, quiero recomendar uno de ellos: El canto de las moscas, de María Mercedes Carranza. Es una preciosidad. Lo que hizo la poeta fue partir de las masacres en Colombia para honrar a sus víctimas a través de las palabras. El resultado es estético, conmovedor. Pueden leerlo aquí (el registro es gratuito), o comprar la bella edición de Frailejón.
Bajo/ el siseo sedoso/ del platanal/ alguien/ sueña que vivió.
Tamborales, MMC.
»También comparto el link a mi más reciente columna en El Espectador acerca de la venganza como tema en la literatura, en especial del libro Como si existiese el perdón, de Mariana Travacio.
🎬 El carrete
Hoy les tengo un especial que he venido preparando desde que empecé a ver las películas nominadas a los Premios de la Academia. Se trata de una compilación de las referencias sobre costura y tejido que encontré en ellas y cómo interpreto que aquellas labores fueran usadas en momentos clave de la historia. Verán la importancia del pañuelo bordado de All quiet in the western front o por qué las mujeres de Woman talking necesitan usar la costura de colchas de retazos como coartada para tramar algo. Lean el especial por este ladito.
🎨 Puntada creativa
¿Qué tan genial es que exista una colcha con la historia de Tristán e Isolda? Es una de las colchas más antiguas que se conoce, data de 1400, y me parece que dio además las unas primeras puntadas de lo que sería mucho tiempo después la novela gráfica. Esta pieza se expone en el Museo Victoria & Albert de Londres.
🎵 Aguja que suena
A veces, cuando estoy viendo cine, me conmueve especialmente la música como bajo fondo de lo que acontece. A veces también, veo mi propia vida como la escena de una película y pienso en qué tema le vendría bien. Por eso es que fui muy feliz cuando descubrí esta página web, con la que uno puede buscar en qué películas/series ha salido determinada canción o qué canciones salieron en qué películas/series.
Les dejo también una playlist que alimento con esas canciones que voy capturando de lo que veo o lo que vivo.
No es sorpresa que criaturas tan encantadoras como nosotras hayamos acompañado hace cientos de años a la humanidad. Un registro muy simpático es el que aparece en el diario del Emperador Uda, de Japón, y data del 11 de marzo del año 889. Así describe a su gato:
“Mi gato se mueve silenciosamente, sin hacer un solo sonido, como un dragón negro sobre las nubes. Por naturaleza, él tiene una preferencia por las prácticas de salud del estilo Taoísta y sigue instintivamente “el régimen de los cinco pájaros”. (…) No es solo que esté impresionado por los muchos talentos del gato; Me he sentido particularmente deseoso de prodigarle el mayor cuidado, por insignificante que pueda ser una criatura así, porque me lo dio el anterior emperador. Una vez le dije al gato: “Tú posees las fuerzas del yin y el yang y tienes un cuerpo como debe ser. ¡Sospecho que en tu corazón incluso puedes saber todo sobre mí! El gato lanzó un suspiro, levantó la cabeza y me miró fijamente a la cara, parecía tan ahogado por la emoción, su corazón tan lleno de sentimiento, que no pudo decir nada en respuesta”.
Bueno, como en esta casa no me dejan cazar a mis cinco pájaros, me conformaré por ahora con un buen atún. Miau, Rima 🐾
Me llegan mucho tus palabras, en especial estas: "Es la idea de que no tenemos una sola identidad y de que esos lugares en los que hemos vivido y amado se van con nosotros en una maleta mucho más grande: la de la memoria". Creo que eso es lo que cargo en mi maleta para una vida nómada: memorias. O, para ser más preciso, imágenes cargadas de sentires. Mi memoria es pésima: por lo general no recuerdo diálogos ni escenas completas. Pero sí lo que sentí cuando, por ejemplo, caminaba por la playa para ver los atardeceres samarios. Eso es lo que cargo.